sábado, junio 21, 2008

LOS NIÑOS Y EL VERANITO

El verano ha llegado. Después de un castigo/bendición de 40 días y 40 noches lloviendo, parece que el verano se ha asentado por fin. Ahora es momento de ir a la playa, beber mojitos refrescantes por la noche con una temperatura perfecta, tomar aperitivos, gandulear y la agradable sensación de no tener nada importante que hacer durante todo el día. Pero también de pasar calor, de sudar constantemente y de mujeres que pasean con poca ropa con total impunidad. ¿¿Por qué he puesto esto último en la columna de lo malo?? Quizás porque al final uno acaba de los nervios...



Pero quería hablar de los chavales. Creo que el jueves fue su último día de clase. Los niños y los adolescentes habían tomado las calles de Badalona. Allí donde mirase veía niños y niñas de pantalones cortos corriendo y jugando con esa energia que les caracteriza. Incluso ayer por la noche los vi en la playa. Iban en grupos enormes y eran los únicos que se atrevían a meterse en el agua mientras los adultos nos tomábamos una cerveza en el chiringuito y escuchábamos su risa tan contagiosa. Supongo que querían celebrar el fin de las clases y el periodo mágico que significa para ellos las vacaciones de verano. ¡Pero hostia, eran las 2 o las 3 de la madrugada! Yo a su edad tenía que estar en casa a las 10... En fin me dio buen rollo, parecía que se iban a comer el mundo con sus tres meses de verano y me transmitió un poco de su dulce sensación de libertad. ¡Y es que los zagales de hoy crecen asilvestraos! Supongo que ahora tocaría (o esperais que toque...) una enaltación de la nostalgia, de lo majos que eran los ochenta y cómo disfrutábamos de pequeños. ¡Pues no!



Repasando mi infancia veraniega no veo lo que me gustaría ver. Si lo tuviera que definir con una palabra negativa sería aburrimiento. Cuando llegaban las vacaciones no quedaba con amigos de clase para ir a jugar a futbol, ni al cine ni mucho menos a la playa. Como mis amigos de clase vivían lejos (no eran precisamente vecinos) llegaban tres meses de aislamiento. Antes de empezar la ESO, en mi caso fue en 3º, lo más provable es que mis amigos de clase, incluso los más íntimos, nos despidieramos el último día de cole y nos volvieramos a encontrar el primero del curso siguiente. ¿Y en medio qué hacía yo? Pues ir a la playa con mis padres alguna mañana y dos o tres semanas en el camping con mis primos. No me quejo. Era guay. Pero no se parece en nada a la diversión descontrolada que parecen disfrutar los chavales que veo estos días. Mi familia eran mis amigos de verano.



No lo recuerdo con claridad pero creo que me pasaba el día leyendo tebeos, especialmente Mortadelos, Zipi Zapes y Superlopez. Por suerte en la ESO la cosa cambió y las distancias ya no eran un problema insalvable. Caminaba o cogía el autobus. También hice nuevos amigos fantásticos. Y hay algunos de los que aún puedo decir con orgullo que son mis amigos. Otros ya no, pero sin duda en su momento me marcaron y estoy contento de haber compartido tantas cosas con ellos. Eso es lo que me faltaba a mí. El problema es que este descubrimiento de la amistad intensa que describen las pelis yo la conocí demasiado tarde. Se juntaba ya con la adolescencia y eso es otro rollo. Mezclar los primeros porros y las primeras borracheras con conversaciones de Bola de Drac o Musculman no debe ser lo más normal para la mayoría. Para mí sí lo fue...



Me doy cuenta que me inicié tarde y a deshora en el descubrimiento de la complicidad entre amigos, el salir y pasarlo bien, ir a la playa con el grupito de colegas y no con los padres o primos y tantas otras cosas.... Con la mano en el corazón, ahora me siento más bien ubicado. Salgo, viajo y hago cosas “guays”, estoy rodeado de amigos y amigas de lo más diverso y a la vez soy casero y recluido cuando me apetece. No porque no tenga alternativa. Creo que me lo estoy pasando realmente bien tal como vivo ahora mismo. Si ha habido un momento que me sienta completo, feliz y sin (demasiados) complejos debe ser ahora. Entonces decidme, ¿por qué debería sentir esa malsana nostalgia por la niñez?





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