jueves, marzo 19, 2009

UNA TARDE CON MURAKAMI

Ayer fui a una conferencia de Haruki Murakami, el famoso escritor japonés. También estaba la directora de cine Isabel Coixet que ha rodado una peli en Japón y aprovechaba para hacerle preguntas. Yo descubrí a Murakami la semana pasada cuando me leí del tirón Tokyo Blues. Muy recomendable, por cierto. Así que cuando un amigo me dijo que él estaba en Barcelona y daba una conferencia en una biblioteca de Gracia me apunté enseguida. Y aunque no lo parezca, este señor tiene sesenta tacos... Así que pensé que quizás quería compartir el secreto de la juventud eterna conmigo.


A medida que me acercaba a la biblioteca presentí que quizás habría bastante gente. De hecho, Murakami es el escritor japonés más famoso en su país y en todo el mundo. Pero nunca hubiera pensado que una auténtica multitud se congregaría en las puertas de la biblioteca. Una hora antes de la conferencia la cola daba la vuelta a la plaza y los fans se contaban por centenares... Miles. ¡Aquello era bestial! Parecía un concierto de una estrella de rock. Pensé que en toda Catalunya no había tantos aficionados a la lectura... ¡Es que llenábamos el Camp Nou! Esa era la parte buena. La mala es que se acercó un guardia y nos dijo que ya nos podíamos ir porque había demasiada gente y la sala de actos era pequeña. Por suerte, pudimos colarnos por unos conocidos de una amiga que estaban muy por delante. Incluso nos dieron unos tickets. ¡Finalmente sí que entraríamos! La cola se extendía cada vez más y adquiría proporciones bíblicas. Mientras esperábamos observaba a los japoneses y japonesas que había por ahí. Supongo que para ellos debía ser un motivo de orgullo. Vamos, yo estoy en Japón y encuentro una cola así de japoneses que quieren ver a Quim Monzó o Pérez-Reverte y me da un infarto de la alegría...


Lo que sucedió a continuación adquiriere tintes surrealistas. De pesadilla dantesca diría yo. Se acercaba la hora del inicio de la conferencia y la cola apenas avanzaba. Y la gente se impacientaba. “¿Podré entrar y ver a mi ídolo?” Los fans soltaban risas nerviosas y el orden de la cola se resquebrajaba. La muchedumbre empezó a entrar sin respetar el orden ni nada. La policía y cuerpos de seguridad no habían previsto tamaña multitud y eran muy pocos. Pronto se vieron desbordados por esa marea humana. Los empujones e insultos cada vez eran más violentos y los jóvenes lectores arrollaban a ancianos y niños para poder entrar. Se oían gritos de “¡¡Murakami, Murakami!!” que recordaban a los cánticos futboleros o a la adoración de un líder carismático.


Los hechos trágicos que seguramente habréis visto en la tele empezaron cuando los aficionados de Murakami se cruzó con los hooligans de Julio Verne y las novelas de aventuras. Creedme: la violencia fue extrema. Ambos estaban armados con palos, cadenas y botellas rotas. Encima de mi cabeza volaron algunos explosivos de fabricación casera. El resultado fue seis muertos, veinte heridos y dos japonesas embarazadas. ¡Y aclaro que yo no tomé parte de los altercados!

Evidentemente la charla de Murakami se suspendió. Los Mossos de Esquadra sacaron discretamente de la biblioteca al escritor japonés. No hubo incidentes excepto una joven lectora que se acercó a Murakami, se levantó la camiseta y le pidió a su ídolo que “le firmara las tetas”. Los responsables culturales han prometido una respuesta contundente para los culpables. Y esta tarde se ha programado una quema de libros de Verne, Stevenson y Salgari en la plaza del MACBA de Barcelona. Creo que todo esto se debe a que ahora la cultura ya es una afición de masas y eso tiene cosas buenas y cosas malas.


¡Ah, casi se me olvida! Los responsables de Educación de la Generalitat han pedido a Murakami que escriba una novela ambientada en Barcelona. Tratará de dos estudiantes japonesas que vienen a hacer un master a Barcelona y a fotografiar todas las obras de Gaudí. Ambas se enamoran de un pintor español y saldrán todos los tópicos locales para encandilar a los paletos de Nagoya, Kyushu y Osaka. Parece que se titularía “Midori, Naoko, Barcelona”.




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