LAS OPOS
El sábado por la mañana fui a un cole cerca de San Roque (barrio de Badalona con cierta mala fama) para hacer las oposiciones. Nada serio. Como no me lo había preparado tanto como la mayoría de gente pues iba un poco a probar suerte. Un profe de la uni nos dijo que la primera vez fuéramos sin aspiraciones, sólo para ver como funciona. La verdad es que es un mundillo algo raro, todo es bastante confuso y cada persona te cuenta una cosa distinta. Así que yo iba en misión suicida, rollo kamikaze. O como me gustaba verlo, en plan espía, a recoger información.
Quizás no os resulte muy sorprendente pero la mayoría de gente que estaba ahí tenían una cara de profesor que tiraban patrás. ¿Yo también tengo la típica cara de profe? No lo sé, en todo caso, ellos más. Como no conocía a nadie y la mayoría de gente iba en grupitos me sentí un poco Forrest Gump. Allí donde miraba veía ojos llenos de pánico y algunos parecían aún más desinformados que yo.... Aquello no estaba muy bien organizado y entre entregar un trabajo y el examen pasó una hora en la que me fui a un bar a seguir estudiando temas que llevaba flojos (el arte Gótico en la Alemania del siglo XIV sin ir más lejos...) En el temario de Geografía e Historia hay 72 temazos y la mitad no son ni de Historia...
Cuando llegó la hora del examen me enteré como era el sistema de elección de los temas. Un bombo de lotería sacaría cinco números y cada número representaba un tema. De los cinco temas se escoge uno y lo desarrollas durante dos horitas. El azar tiene un papel bastante importante. Yo no me había preparado ni la mitad de temas así que entenderéis porque lo consideraba una misión kamikaze. Salió un número. Que si teoría del arte. Otro. Que si comparar teorías políticas... ¡Aquello iba a ser una masacre! Pero el destino quiso que el cuarto número fuera un tema familiar: “Fascismo y neofascismo”. En mi mente oí un “¡ting, ting, ting!”. Premio. Me levanté extasiado de la silla y grité “¡Bingo”! Casi me expulsan por esto... Para mí no hacía falta que sacaran la última bolita que quedaba porque yo con aquello tenía más que suficiente.
Es gracioso porque los temas que me había preparado eran los que llevaba peor y si hubieran salido tampoco me hubiera defendido dignamente. En cambio me sale un tema que no me había mirado ni una línea y me puse muy contento. Me pasé dos horas escribiendo sin parar. Yo iba pidiendo folios y más folios. El profe que estaba ahí me miraba raro... La mano me dolía una barbaridad pero yo estaba ahí, emocionado, hablando de Hitler, Mussolini, Goebbels y otros angelotes. Y en el fondo sé que les debo una...
Cuando pasaron las dos horas y me encontraba solo, el profe me pidió que le entregara el examen. Le dije que ni hablar. ¡Estaba con lo más emocionante! Al final tras un breve forcejeo y un par de narices rotas le tuve que dar el examen. Imagino que pensareis que tengo mucha potra y que la plaza de funcionario ya es mía pero no es tan fácil... Aquello sólo fue una parte de las oposiciones. También hay un trabajo sobre programar todo un curso, que además debo explicar delante de un tribunal y otras pequeñas sorpresas. Pero en todo caso estoy contento. Es muy probable que me tumben o sencillamente que haya miles de personas con mejores notas que yo pero sé que de momento la cosa funciona. De hecho, he superado en mucho todas mis expectativas. Y eso esta muy bien.
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