lunes, diciembre 10, 2007

PANACEAS DOMÉSTICAS





Una manifestación a la que vale la pena ir










Hay veces que me gustaría que las cosas no fueran tan complejas. Que el blanco fuera blanco y el negro, negro. Y al pan, pan y al vino, vino... Estamos en una sociedad compleja, llena de matices, tendemos a cuestionarlo todo y a evitar afirmaciones rotundas. Todo es relativo y no hay verdades absolutas o incuestionables. Evidentemente me gusta que nuestra sociedad evite los dogmas que antaño nos trajeron tantos problemas. En la religión, por ejemplo. Las cosas empezaron a cambiar cuando a unos hombres del norte se les ocurrió interpretar la Biblia (símbolo de la Verdad más absoluta e incuestionable) con mayor flexibilidad y que cada uno sacara sus propias conclusiones de lo que leía. En el extremo contrario estaba la Inquisión que asesinaba a aquellos que se salían mínimamente de los cánones de la época.


Cinco siglos después, el racionalismo, el haber sufrido 2 guerras mundiales, dictaduras atroces y genocidios de todo tipo, ahora tendemos a desconfiar de iluminados que nos cuentan que no hay más verdad que una o que los que piensen de otra forma se equivocan. Pero el otro día, mientras acababa de cenar, me planteé si todo este relativismo que siempre he dado como correcto no se está convirtiendo en otro dogma. ¿Y si en verdad necesitamos un par de totems que no deberíamos olvidar nunca? Por ejemplo, que debemos pensar menos y sentir más. ¿Y si nuestra sociedad se va a pique porque al cuestionarlo todo llegamos a cuestionar la misma estructura y nos la cargamos? Sé que os parecen pensamientos muy duros para después de la cena. Pero yo siempre he tenido una digestión muy pesada por la noche...


Como nos hemos cuestionado los mismos valores que siempre nos han guiado (y que, por cierto, no evitaron horrores del pasado) es fácil caer en nuevos problemas. Nuevos problemas, nuevas soluciones. Por ejemplo, cualquier persona decente odia a Bush y todo lo que representa pero... ¿eso nos ha de llevar a respetar a sus mayores enemigos? ¿Son amigos nuestros Chavez sólo porque llama Mr. Danger a Bush? ¿Irán mola porque está ubicado en el eje del mal? O en otras palabras... ¿en quién creemos realmente hoy día? Programas excelentes como Polonia nos recuerdan cada semana que los políticos “convencionales” son corruptos y estúpidos y la gente lo va asimilando y cada vez van menos a votar. La solución fácil es dejarse rastas, llevar ropa excentrica y ser antisistema. No me alargaré mucho en su crítica pero me dan bastante asco... Será que soy demasiado elitista como para beber un vinacho en el suelo del metro, acariciar a un perro con crostas y pensar que así estoy salvando el mundo...


Como dijo Vázquez Montalban: contra Franco vivíamos mejor. Es decir, la gente (decente) tenía claro quienes eran los malos y quienes eran los buenos. O dicho de otra forma. La diferencia entre Churchill o Roosevelt y Hitler o Mussolini era tan abismal que no dejaba espacio a la duda. Hoy nos asaltan muchas dudas en casi todos los sentidos. Por eso nos siguen gustando las pelis donde el bueno es muy bueno y el malo viste de negro, lleva parche y da miedo cuando se ríe (y además, es muy malo).


¿Que quiero decir con todo esto? - y ya acabo - . Pues exactamente esto: ¿Para cuando un equivalente de Star Wars para nuestra generación? ¡Que ya estamos cansados de pelis deprimentes y de crítica social, hombre! Especialmente cuando estemos pagando una hipoteca de 40 años....

Etiquetas: ,


Parador