lunes, octubre 30, 2006

EL HUMOR ES UNA COSA MUY SERIA

Para la mayoría de gente yo soy una persona graciosa (y puede que también estrafalaria…). ¿Para qué voy a negarlo ? Debe ser por haber visto tantas películas de los Hermanos Marx o por una especie de ingenio innato que viene de pequeño. Hay gente que es inteligente o sexy. A mí se me ocurren cosas divertidas mientras hablo…
La verdad, estoy un poco harto que se juzguen las películas cómicas como una especie de cine de segunda. ¿Cuántas comedias han ganado un oscar o han tenido el debido reconocimiento? Parece que un actor ha de llorar hasta hartarse para ser valorado o que una historia buena tiene que ser desgarradora y una comedia sólo es una gilipollez. Y no digo esto por el tópico de “cuesta más hacer reír que hacer llorar” sino porque esta creencia es una sencilla manipulación de los críticos de cine. No, no se me va la olla… Ellos son los principales beneficiados con esta jerarquía absurda. Ante una película “seria”, ellos siempre podrán opinar, inventarse cosas, juzgar…

Si un crítico dice que Ciudadano Kane es una absurda pedantería, enaltecida por unos contrapicados y un movimiento de cámara soporífero, más de uno puede estar de acuerdo. Es más, si plantea con arte sus desvaríos, puede que su opinión se imponga. Pero si un crítico dice que Un pez llamado Wanda es una comedia mala y sin gracia, todo el mundo pensará que ese tío es un imbécil… Una buena película cómica hace reír y punto. Así de fácil. Ahí los críticos no tienen nada que rascar, son innecesarios. Por tanto, su opinión de casi todo el género cómico será que son simples distracciones… Un género menor, bastante vulgar, además. ¡Y todos contentos!
Pero yo reivindico el sentido del humor como algo que nos hace los problemas del día a día un poco más soportables. Los dramas sencillamente se recrean con ellos… Y también es una poderosa arma que tienen los débiles y los desheredados para reírse y atacar a los poderosos. Muchas veces el humor es la herramienta que utiliza el pueblo para mofarse de sus líderes. Por eso a las dictaduras no les gusta el humor. Hitler, Franco, Stalin… son famosos por su escaso sentido del humor (bueno, y por un par de cosillas más…) ¿Os imagináis una comedia-propaganda a su servicio? Caudillo, es usted tan fantástico… ¡Discrepo, soy maravilloso!... El humor tiene una punta afilada y suele herir todo lo que toca. Incluso lo que nos gusta o amamos. El humor es libre y no se puede poner al servicio del poder porque entonces pierde su esencia y ya es otra cosa. Es publicidad o marketing o propaganda… lo que queráis, pero no es humor.
Al arte le pasa exactamente lo mismo.

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