LOS NIÑOS Y EL VERANITO
Pero quería hablar de los chavales. Creo que el jueves fue su último día de clase. Los niños y los adolescentes habían tomado las calles de Badalona. Allí donde mirase veía niños y niñas de pantalones cortos corriendo y jugando con esa energia que les caracteriza. Incluso ayer por la noche los vi en la playa. Iban en grupos enormes y eran los únicos que se atrevían a meterse en el agua mientras los adultos nos tomábamos una cerveza en el chiringuito y escuchábamos su risa tan contagiosa. Supongo que querían celebrar el fin de las clases y el periodo mágico que significa para ellos las vacaciones de verano. ¡Pero hostia, eran las 2 o las 3 de la madrugada! Yo a su edad tenía que estar en casa a las 10... En fin me dio buen rollo, parecía que se iban a comer el mundo con sus tres meses de verano y me transmitió un poco de su dulce sensación de libertad. ¡Y es que los zagales de hoy crecen asilvestraos! Supongo que ahora tocaría (o esperais que toque...) una enaltación de la nostalgia, de lo majos que eran los ochenta y cómo disfrutábamos de pequeños. ¡Pues no!
Repasando mi infancia veraniega no veo lo que me gustaría ver. Si lo tuviera que definir con una palabra negativa sería aburrimiento. Cuando llegaban las vacaciones no quedaba con amigos de clase para ir a jugar a futbol, ni al cine ni mucho menos a la playa. Como mis amigos de clase vivían lejos (no eran precisamente vecinos) llegaban tres meses de aislamiento. Antes de empezar la ESO, en mi caso fue en 3º, lo más provable es que mis amigos de clase, incluso los más íntimos, nos despidieramos el último día de cole y nos volvieramos a encontrar el primero del curso siguiente. ¿Y en medio qué hacía yo? Pues ir a la playa con mis padres alguna mañana y dos o tres semanas en el camping con mis primos. No me quejo. Era guay. Pero no se parece en nada a la diversión descontrolada que parecen disfrutar los chavales que veo estos días. Mi familia eran mis amigos de verano.
No lo recuerdo con claridad pero creo que me pasaba el día leyendo tebeos, especialmente Mortadelos, Zipi Zapes y Superlopez. Por suerte en la ESO la cosa cambió y las distancias ya no eran un problema insalvable. Caminaba o cogía el autobus. También hice nuevos amigos fantásticos. Y hay algunos de los que aún puedo decir con orgullo que son mis amigos. Otros ya no, pero sin duda en su momento me marcaron y estoy contento de haber compartido tantas cosas con ellos. Eso es lo que me faltaba a mí. El problema es que este descubrimiento de la amistad intensa que describen las pelis yo la conocí demasiado tarde. Se juntaba ya con la adolescencia y eso es otro rollo. Mezclar los primeros porros y las primeras borracheras con conversaciones de Bola de Drac o Musculman no debe ser lo más normal para la mayoría. Para mí sí lo fue...
Me doy cuenta que me inicié tarde y a deshora en el descubrimiento de la complicidad entre amigos, el salir y pasarlo bien, ir a la playa con el grupito de colegas y no con los padres o primos y tantas otras cosas.... Con la mano en el corazón, ahora me siento más bien ubicado. Salgo, viajo y hago cosas “guays”, estoy rodeado de amigos y amigas de lo más diverso y a la vez soy casero y recluido cuando me apetece. No porque no tenga alternativa. Creo que me lo estoy pasando realmente bien tal como vivo ahora mismo. Si ha habido un momento que me sienta completo, feliz y sin (demasiados) complejos debe ser ahora. Entonces decidme, ¿por qué debería sentir esa malsana nostalgia por la niñez?
Etiquetas: Humor d'allò més divertit, vivències traumàtiques (o delicioses)
3 Comments:
Bueno tio será que no hemos pasado buenas tardes de verano por ahí que si jugando a beisbol en can solei o aunque fuera viendo pelis o jugando a la NATA (gran videoconsola de los 90) o jugando al Simon o al pcfutbol. Y ahí éramos chiquitillos todavia. Yo nunca tuve problemas en bajar a tu casa jeje.
Recordando estas cosas me doy cuenta que de pequeños vemos las cosas mucho más grandes. De pequeños Bufalá siempre os daba respeto, como un barrio chungo. Cuando la realidad, vista ahora, es que en bufalá es uno de los barrios más tranquilos de Badalona.
O por ejemplo, la distancia de tu casa a la mia era de miles de kilómetros, cuando en verdad, los dias que estuve con Maria hace poco, ibamos paseando por toda badalona, de mi casa a la rambla o de can solei a la plana y me parecian sólo dos pasos.
La verdad es que comparados con los niños de ahora, quizás si fuimos tardíos en vivir algunas cosas, pero si nos comparamos con la generación de nuestros padres... ya deberiamos estar casados y con hijos, perro e hipoteca (yo casi jaja).
En fin, que siempre recurres a la nostalgia, y eso también evidencia que aunque actualmente estés en un momento dulce, también tuviste una infancia feliz. Yo también la tuve y en gran parte fue por gente como tú.
Así que disfruta el veranito (con suerte te veo por el cabo de gata) y a vivir que son dos dias.
un abrazo!
Que interesante post...
Viajaba de Badalona a Barcelona en bus y me tocó el asiento ese del final, justo al lado de una morena que tenía el culo super bien puesto. Era mi día de suerte. Siempre me ha tocado asientos junto a viejas o gordos o negros que huelen mal. Pero hoy iba a estar al lado de un bomboncito de no más de 20 años durante las 4 horas de trayecto.
-Hola –le saludé educado- Nos toca juntos.
-Pero el autobús está casi vacío, con el calor que hace no tenemos porque ir juntos –replicó.
Me entraron ganas de llorar al oír aquel lógico razonamiento que era incontestable. Maldita sea. La culpable de todo esto era mi barriga, seguro, pensé. Me tengo que meter en un gimnasio de una vez.
-No te muevas tú –le dije- Yo me pongo en otro sitio.
-Eres muy amable –me dijo la muy hija de puta.
Me puse detrás de ella para poderle ver el cabello y su hombro desnudo, aunque fuera. Luego, cuando arrancó el bus y ya que detrás de mí no había nadie, esperé a que ella quedara bien dormida y, cuando íbamos por La Mina, me saqué la polla y empecé a hacerme una paja mirando su hombro y un poquito de su cara angelical, que llevaba sus ojos cerrados. También pensé en Gabinete Galigari.
Pero justo cuando empecé a correrme una vieja, como si tuviera un radar de quién se está corriendo, miró para atrás y me descubrió. Se puso a gritar:
-¡Cerdo! ¡Cerdo! ¡Es un pervertido!
Tuve tiempo de guardarme la polla dentro de los pantalones y de limpiarme el semen en los pantalones vaqueros. Cuando la chica despertó por los gritos de la vieja, el conductor del bus frenó y llegó hasta mi asiento debido al escándalo que estaba provocando esa vieja, yo parecía una persona absolutamente normal.
-¡No sé a qué se refiere esta vieja! –dije- ¡Será una loca! ¡Yo estoy aquí tan tranquilo escuchando el partido de España con mis cascos!
La vieja se puso a protestar y la chica no sabía qué decir. Ella se acababa de despertar. El conductor, al ver que era la palabra de una vieja histérica contra la mía y cómo el también estaba escuchando el partido de España, que estaba super emocionante, decidió seguir el trayecto hasta Barcelona sin dar más vueltas al asunto. Realmente no sé por qué la vieja esa tuvo que meterse. Yo no estaba molestando a nadie con mi masturbación, ni siquiera enfoqué la punta de mi polla a la cara de la chica cuando me corrí. Masturbarme de ese modo era algo con lo que no perjudicaba a nadie. La vieja sólo tenía ganas de joder. Y yo también. Pero violar a la chica esa hubiera sido algo que sí que hubiera estado mal. Seguro que la vieja se puso como se puso porque a nadie le entran ganas de masturbarse mirándola a ella.
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